sábado, 18 de julio de 2009

Homo Floresiensis, la evidencia de un mito

Esta nueva especie desafía muchas de las ideas de la disciplina antropológica echando por tierra teorías de una evolución lineal y dando alas a esa ciencia emparentada con la mitología que se llama criptozoología.

Todas las culturas contaban al calor de un fuego historias acerca de unos seres humanos muy bajitos que vivían en lo más sombrío y recóndito del bosque, allá donde nadie podía llegar. Eran unos seres huidizos y sigilosos que parece que cultivaron la inteligencia antes que la fuerza.

De unas a otras culturas encontramos variaciones del mito, la miniaturización de esta especie humanase era exagerada en el crepitar de las llamas hasta reducirlos a tamaños de 15 o 20 centímetros pero, ¿quién no ha exagerado el tamaño de un trofeo de caza o la gloria de un héroe cuando hay niños boquiabiertos delante?

¿quién no ha exagerado alguna vez las propias proezas delante de unas damas que suponíamos haciendo estimaciones sobre nuestra valentía natural?

Hoy la televisión e Internet han apagado casi todas las hogueras, pero durante incontables milenios los mitos fueron transmitidos así. Todos intuimos que los mitos tienen una raíz real, o muchas, pero entre la tiranía del todopoderoso pensamiento científico y la irracionalidad impuesta delibera y alevosamente por las religiones, poco espacio queda para practicar el conocimiento intuitivo, y menos tiempo aún, en nuestro mundo de prisas y estres, para evocar el pasado.

Los sedimentos hallados en la isla indonesia de Flores abarcan apenas un periodo entre 100.000 y 12.000 años. Arqueológicamente, hace un ratito. Dan muestra de una especie, gran inteligencia, una cultura neolítica como mínimo equivalente a la de sus parientes homo sapiens, y una capacidad craneal en proporción al peso y estatura, superior a la nuestra. Sorprendente ¿no?, pues si esto sorprende, saber que sus contemporáneos neandertales tenían la mitad de capacidad craneal a la nuestra... acojona, y perdón por la expresión.

Lo mejor es que tenemos esos restos.

De muchos otros mitos las evidencias se han borrado. Parece ser que universalmente se ha dado la circunstancia que las culturas más civilizadas se han desarrollado en torno a climas templados y suaves, que hoy identificamos como tropicales, ambientes donde la humedad es muy penetrante y devasta cualquier resto biológico en muy breve periodo de tiempo. Es precisamente por esta circunstancia que nos hemos hecho eurocentristas y nos crremos ombligo del mundo, porque nuestros restos sí han fosilizado al quedar preservados de la humedad. No así en los climas tropicales, donde tendemos a creer que no tienen historia aunque las piedras griten.

Cuando se menciona la cuna de las civilizaciones pensamos en Egipto, el desierto, etc. Egipto es el germen del Mediterraneo y occidente, pero conocemos un poco de Egipto gracias al clima. Lo más bestial de Egipto no se conoce, pues aquella tierra fue también tropical no hace mucho. Aunque de esa era no hay fósiles.

Cuando Marco Polo arribó por primera vez a las costas de China, el concepto que tenía de los navíos de la capital del mundo de la épica, quedó por los suelos. Encontró una marina milenaria que dejaba a la europea como ridículos cascarosnes de juguete, y cuando lo contó en Venecia nadie le creyó.

Entre la incredulidad y la fe ciega mucho esfuerzo había que hacer para hacerle un pequeño hueco a la verdad. Pero los que estamos de vuelta tno tenemos duda de que durante etodo el neolítico hubo gentes que cruzaron todos los mares y dieron la vuelta al mundo en numerosas ocasiones. Pero esto le molesta a Benedicto, a alqaeda, a los golpeteros de Honduras, a. los licenciados en historia... mejor seguimos avanzando.

Hoy no es muy diferente. Nos hemos encontrado en Flores con unos huesos en una cueva que se deshacen al tocarlos pues la humedad no permite la fosilización.

Nunca he estado allí pero es obvio que la isla tiene una configuración especial para esconderse y sobrevivir muchos siglos sin ser visto. Y es que en el neolítico, aunque no lo crea, usted y yo éramos caníbales y carroñeros, pero estos señores bajitos cazaban estegodones (los antepasados del mamut y el elefante) con una organización perfecta.

Hay muchas islas a ambos lados del ecuador en torno a toda la tierra con una configuración similar, pero aquí no llegaron los misioneros de ninguna religión para evangelizar el oro y la plata, por eso tenemos en Flores estos tesoros.

¿y cómo llegaron allí, hace unos 840.000 años, los homo erectus de los que se supone que desciende nuestro hobbit? se puede pensar lo que se quiera, pero agarrados a un tronco, no.

"En un rincón con un metro de estatura, 25 kg de peso y 380 cc de capacidad cranea... el hombre de flores, y en la esquina contraria con 1'80, 100 kg y 1000 cc... el hombre erecto"

Parece una pelea desigual... 1000 cc /100 kg = 10 cc/kg frente a 380 cc /25 kg = 15 cc / kg

La ecuación es sencilla, el hombrecillo de Flores tenía del orden de un tercio más de capacidad craneal que la nuestra por aquel entonces. Cabe pensar ¿que fue del mito? ¿habrá cambiado con el tiempo, de isla, y... y de sistema solar?

De no ser por las pruebas, diríamos que es "imposible". Cuanto nos golpeas la razón y el orgullo, querida arqueología.

Parece que recientemente, en 2008, en la república de Palau, un remoto archipiélago de Micronesia situado a 2.300 kilómetros de Flores, unos paleontólogos han desenterrado los restos de otra extraña población de hombres diminutos que vivieron hasta épocas recientes, hasta hace unos 1.400 años. "Si es que no ganamos para sustos...".

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